-Hacer buenas preguntas y dar buenas respuestas cuando salen temas de conversación complicados, y sabiendo escuchar e identificar dónde está la otra persona en su proceso de fe. -Dialogar de manera constructiva ayudando a las personas a reflexionar sobre su fe, aunque piensen muy diferente a ti, evitando así discusiones y debates poco productivos que incluso dañan las relaciones. -Identificar los diferentes espacios y oportunidades que tienes para poder compartir tu fe con personas de tu entorno.